Aunque creo que el título más apropiado sería “la falacia contra los escritores que se auto-editan”.
La entrada anterior del blog ha provocado un aluvión de visitas y de comentarios a los que sólo puedo contestar en condiciones con otra entrada. Para empezar, el aparecer en la web de noticias “menéame” ha suscitado bastantes comentarios negativos en los que se me acusaba de ser spam. A causa de esos comentarios la noticia ha aparecido como posiblemente fraudulenta... No sé cómo contestar a eso. Si dar mi opinión y contar mi experiencia es spam, creo que esta gente se lo tiene que hacer mirar. Es posible que el título resultara rimbombante y algunos se hayan sentido decepcionados al no encontrar porcentajes, gráficos, estadísticas... Lo siento, los únicos datos que tengo son los míos. Si conseguir en España en sólo un mes un ritmo de ventas que en EE.UU. me ha costado más de un año no es un dato claro que pone en evidencia las acusaciones de que somos un país de piratas, realmente no sé qué otra cosa aportar. Bueno, sí, puedo añadir los datos de lo que llevamos de mes, y a día de hoy vendo más libros ya en España que en EE.UU. También quiero añadir estos dos interesantes artículos publicados hoy mismo en “el país”, que vienen a corroborar lo que ya apuntaba en mi entrada anterior. Que cada uno saque sus conclusiones.
Guerra abierta por el precio del libro
Con un e-book se lee el triple
También espero que quienes decían que la entrada anterior era un spam se queden más tranquilos cuando les diga que mis ventas apenas han sufrido variación tras aparecer en “menéame”. Mi intención era decir algo que creo, necesitaba ser dicho, y no vender. Afortunadamente gracias a la difusión de “menéame”, lo he conseguido.
Los grandes editores ya no tienen legitimidad para decidir lo que es bueno y lo que no, sólo la tienen para opinar sobre lo que puede vender y lo que no, y a menudo se equivocan. Todo lo contrario ocurre con las editoriales pequeñas e independientes, que buscan verdaderamente la calidad e intentan mimar sus ediciones con mucho esfuerzo. De manera que la gente que apoya el supuesto buen hacer de las grandes editoriales y denigra a los autores que nos auto-publicamos tachándonos ya no sólo de intrusos sino de oportunistas, echando por tierra nuestro esfuerzo que, como bien ha dicho un comentarista, lleva años de dedicación y de robar tiempo al sueño y a nuestros más allegados, y sin tener apenas beneficio económico a cambio, como digo, esa gente no tiene mi respeto.
No hay que confundir nunca la cultura con la industria. Este es ya un viejo discurso que sin embargo no se resuelve. La industria (en este caso las grandes editoriales) nunca puede decidir lo que es cultura y lo que no. Cultura no es siempre igual a negocio, de hecho no debería de serlo, pero los equívocos se acumulan, más cuando la industria del entretenimiento (música, cine, editoriales) se controla desde el mal llamado ministerio de cultura. ¿Por qué no lo llaman ministerio del entretenimiento? Seguro que eso cambiaba la visión de muchos. Hemos llegado a este desastre sin duda ayudados por los lobbies (grupos de presión, o como a mí me gusta llamarlos, mafias), que tienen asfixiada a la industria del entretenimiento. Lo que ocurre con el mundo de las subvenciones en el cine (que conozco bien), es casi peor que con el mundo editorial, hay películas que no se estrenan después de terminadas porque a los productores no les interesa; ya han sacado su tajada con la subvención y cualquier inversión en salas de cine y promoción les supone una pérdida de beneficios. Y luego llaman pirata al ciudadano de a pie...
Es ridículo, si nos ha tocado vivir en una sociedad capitalista al menos que se deje ejercer su ley más básica, la de la oferta y la demanda, en vez de permitir que unos pocos controlen una industria que además se está desmoronando a ojos vista. Tal vez por lo que acabo de exponer y por muchas otras razones, estaba tan eufórico en mi entrada anterior. Para mí supone el hundimiento definitivo de los argumentos que muchas grandes editoriales han esgrimido en los últimos años.
Para quienes querían más datos, que echen un ojo a los dos reportajes de “el país”, o que simplemente abran los ojos a lo que está ocurriendo.
Una buena evidencia de lo que dices es la Ley Sinde: la industria americana presiona a su gobierno >> el gobierno USA presiona al gobierno de España a través de su embajador >> el gobierno PSOE redacta esta ley >> el gobierno PP la aprueba...
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